MOCASE y estudiantes, resistiendo los agronegocios
por Marcelo Maggio
Para Agencia de Noticias Biodiversidadla
"Sabemos que el crecimiento de la organización tiene que ver con la cantidad de problemas, es decir, con el avance del monocultivo, el avance de la frontera agrícola, con los desmontes, con los intentos de desalojo... Nosotros estamos hablando de lo que es la soberanía alimentaria, la reforma agraria integral, sabiendo que son cosas que no sólo nos involucran a nosotros en el ámbito rural sino que además las tenemos que ir fortaleciendo también desde las ciudades"
El 16 de junio se llevó a cabo un "Encuentro de productores y consumidores" en la Facultad de Agronomía de la UBA, organizado por la red de economía solidaria Tacurú y la agrupación estudiantil universitaria FANA. La presencia de miembros del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) abrió la posibilidad a un intercambio de inquietudes. Fue también la ocasión para el lanzamiento de la campaña nacional "Soja para hoy, hambre para mañana" que impulsa el MOCASE y que se propone discutir "la problemática de la tierra a partir de la soja y cómo está avanzando este monocultivo de exportación. También abrir el debate a partir de la pregunta ¿desarrollo para quién?".
Es necesario destacar esta actividad, y la serie por venir, como un modo de intervención de los campesinos en la ciudad, un salir del trabajo productivo cotidiano para dar una batalla en el terreno de las ideas y tratar de socavar de algún modo el avance de los agronegocios. Verónica participa en el MOCASE y explica: "Nosotros estamos hablando de lo que es la soberanía alimentaria, la reforma agraria integral, sabiendo que son cosas que no sólo nos involucran a nosotros en el ámbito rural sino que además las tenemos que ir fortaleciendo también desde las ciudades".
Uno de los pilares que tienen los agronegocios es sin dudas la universidad, donde se forman los intelectuales y se realizan las investigaciones que son insumo de las multinacionales. En este sentido, los estudiantes nucleados en FANA comentan: "vimos la necesidad de entender el afuera para rever el adentro, es decir lo que hacemos como estudiantes, darle una perspectiva a lo que te enseñan sistemáticamente que es el modelo de los agronegocios. Te enseñan a producir soja y usar agrotóxicos para cualquier tipo de plantación, sin tener el contraste con la realidad, lo que implica ese modelo para los campesinos, que son los desalojos, una realidad que ocurre en todo el país. Y eso en esta facultad está oculto, no está visible".
De algún modo esta actividad intentó visibilizar ante los estudiantes de agronomía y ante los vecinos de la zona los problemas de un actor social que, asombrosamente, no aparece en las materias de la carrera, como explicó FANA.
- ¿Cómo surge la iniciativa?
- FANA: A partir de la relación que venimos teniendo con el MOCASE y con el resto de las organizaciones campesinas en los últimos años. La feria es un modo de traer esta problemática a la ciudad pensando en lo que consumimos y la forma en que se comercializa. A través de la feria se busca llegar a los alimentos de otra forma, teniendo un contacto también con la gente que los produce, y enterarse lo que cuesta producir.
- ¿Intervienen las empresas multinacionales en los planes de estudio, pasantías, investigaciones?
- Muchas pasantías consisten en ir a conocer sus sistemas de producción. También las investigaciones que hace la universidad están subvencionadas por estas empresas. Algo concreto, acá hay en uno de los pabellones un cartel gigante de BASF, que financia los laboratorios. Las búsquedas laborales dentro de la facultad tienen un costo y las organizaciones campesinas no acceden a eso aunque necesiten profesionales que les ayuden, entonces las únicas que salen son las empresas que ponen el dinero. Es una parte del modelo de los los agronegocios.
Por su parte, Verónica explica que la campaña "Soja para hoy..." tendrá actividades hasta el mes de septiembre, "mes en el que vamos a estar haciendo algo visible y creativo seguramente en Buenos Aires entre todas las organizaciones populares del país. La idea es que todo el material que tenemos de difusión sirva para abrir el debate y preguntarnos acerca del actual modelo y preguntarnos ¿desarrollo para quién?".
Los campesinos de Santiago hicieron una actividad de cierre con dos breves videos que muestran
la crudeza del desmonte, como violencia sobre la naturaleza y sobre las comunidades. La extensión del modelo sojero hacia el norte convierte al monte de vegetación frondosa en una verdadera "pampa". No sólo eso, a los campesinos los acorrala en escasos terrenos que se ven fumigados desde el cielo por el ya célebre Roundup, el herbicida de Monsanto.
Vecinos, estudiantes y activistas se acercaron e hicieron sus preguntas a los miembros del MOCASE luego de ver las imágenes.
- MOCASE: Estamos presentando parte del material de difusión de la campaña nacional que se inicia acá, que se llama "Soja para hoy, hambre para mañana". Sabemos que tomar la cuestión de la soja también es una excusa para hablar de tantas cosas. Para nosotros los problemas en Santiago del Estero tienen que ver con la problemática de la tierra y cómo está avanzando este monocultivo de exportación, transgénico además. Tiene que ver con un modelo de país y de desarrollo. La idea es entonces difundir estas problemáticas. Lo estamos haciendo junto con organizaciones compañeras, urbanas, rurales, campesinas, indígenas, de las distintas provincias. La idea es difundir a través de distintos ámbitos. Tenemos spots radiales, afiches, el corto para la televisión.
- Pregunta: ¿El movimiento de ustedes está integrado sólo por campesinos?
- MOCASE: Cuando nace el MOCASE, hace quince años, ya desde el inicio sabíamos que iba a quedar chico el nombre, pero sabemos también que los nombres tampoco son tan importantes, lo que importa es saber a dónde vamos y lograr acuerdos colectivos. En ese momento, por ejemplo, en Santiago del Estero no teníamos contacto con comunidades indígenas reconocidas de ese modo, si bien las raíces son indígenas, pero con tantos años de violencia los mismos pueblos originarios llegaron a negar su identidad. La organización sabemos que ha tenido mucho que ver en la recuperación de la autoestima, la cultura, y hoy en día dentro del MOCASE hay comunidades indígenas que han hecho todo el proceso de recuperación de su cultura, inclusive con personería y reconocidas por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas. A nivel nacional integramos un movimiento junto con organizaciones de otras provincias como Córdoba, Mendoza, Salta, Jujuy, La Rioja, Misiones, Buenos Aires, etc. A nivel latinoamericano estamos integrados en lo que se llama la CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo) y a nivel internacional estamos integrados en la Vía Campesina. Ahí nos encontramos con pequeños productores, campesinos, indígenas, organizaciones de una gran diversidad de los distintos continentes que comparten las luchas y problemáticas. Y esto nos ayuda a cobrar una dimensión, para tomar conciencia de que no son cosas que nos suceden a nosotros solos en Santiago sino que lo mismo sucede en tantas otras provincias y países.
- P: ¿Cómo funciona la organización del movimiento?
- M: Cada grupo de comunidad tiene su forma de funcionamiento. La idea es que trabajemos en las distintas áreas de la organización. Están los compañeros que se dedican a la tierra, al medio ambiente, comunicación, jóvenes, educación. En el caso nuestro con Beata estamos en producción y comercialización. Hoy en día el MOCASE está conformado por más de 9 mil familias campesinas e indígenas de toda la provincia, y estamos hablando de 120 comunidades de base.
- P: ¿Ese es el órgano de más abajo?
- M: Las comunidades de base son para nosotros el corazón de la resistencia. Las reuniones varían según lo que decide cada comunidad, pero podemos decir que son cada quince días; allí ven cuáles son las necesidades, los problemas, qué hay que hacer, y luego algún delegado de la comunidad va a la reunión de la Central, también cada quince días. Luego de cada Central hay una delegación de cada área de trabajo, que les decimos Secretarías, a lo que es la reunión del Secretariado a nivel provincial que lo hacemos una vez al mes, o mes y medio. Es un esfuerzo porque hay caminos que han hecho las familias, que son mantenidos por las familias. Hay que darse cuenta que la peor situación de salud o educación en Buenos Aires es la mejor allá. Los compañeros y compañeras se han encargado durante mucho tiempo de mantener los caminos que permiten llevar la producción.
- P: ¿Cómo es que se suman las familias a trabajar con ustedes?
- M: Lamentablemente si sabemos que cada vez somos más es porque los problemas son muchos. La situación de atropello es tan grande que la gente se acerca porque "escucharon algo", o dónde contactarnos. Y ahí ven que hay compañeros organizados, que le explican los derechos que tienen, la importancia de que se organicen en su comunidad. Hay gente que viene y nos dice "tenemos este problema de tierras", y ahí empezamos a tratar de compartir la cuestión para ver cómo se resuelve sabiendo que no hay recetas. La lucha, la resistencia, es intensa, es el día a día y a veces por cosas tan básicas que es imposible de creer. El crecimiento de la organización que mencionaba antes sabemos que tiene que ver con el avance del monocultivo, el avance de la frontera agrícola, con los desmontes, con los intentos de desalojo. Santiago del Estero es la provincia más antigua de nuestro país y eso quiere decir que es donde más dominación hubo. Otra cosa interesante que pinta cómo es la cosa en Santiago es que dentro de la provincia hay 800 mil santiagueños. Y fuera de la provincia hay 1 millón. Esto quiere decir que es una provincia que se ha encargado de expulsar sistemáticamente a su gente. Nadie se va de su tierra, de su monte, porque quiere sino porque las circunstancias hacen que la gente se sienta acorralada y tengan como única salida irse.
- P: ¿Trabajan la tenencia de la tierra de modo individual o comunitario?
- M: La vida desde tantos siglos es de por sí comunitaria, desde antes que existiera el MOCASE. Los campesinos y los indígenas ya tenían una vida comunitaria. Hay muchas cosas de la vida cotidiana que son de manejo colectivo. Por identidad y por cultura a nadie se le ocurre que las cosas son individuales. Pero las leyes están hechas con una mirada de la vida individual, lo que dificulta el trabajo.
- P: ¿Cómo están con respecto al tema educación y a la posibilidad de aprender en una lengua originaria?
- M: Santiago del Estero es de las provincias más ruralizadas de nuestro país. Casi la mitad de la población vive en ámbito rural. La ley dice que tiene que haber una escuela cada 10 kilómetros y lo concreto es que no la hay. Por lo tanto para la gran mayoría de los niños es un logro, fruto del esfuerzo familiar, poder ir a la escuela. Ni que hablar de la escuela secundaria, eso sólo en los pueblos. Entonces ya partimos del difícil acceso. A eso le podemos sumar, por ejemplo, que viene un terrateniente y alambra una ruta provincial y entonces no pueden pasar más los niños que tenían la escuela derechito a 5 km, y ahora tienen que hacer 25 km, porque tienen que dar toda una vuelta. Esas cosas suceden mucho. Por otro lado es un sistema de educación que no tiene que ver con la cultura campesina indígena, que no respeta esa cultura, y lamentablemente sufrimos la discriminación de los niños campesinos y del MOCASE por parte de los maestros, que se ve que no quieren su trabajo, que no entienden su rol. Maestros que enfrentan a los niños y aceptan dinero de los terratenientes. Otro problema es el de las escuelas bilingües, porque no hay maestros que sepan quichua. Nosotros decimos que el idioma no se debe perder y estamos en ese camino también.
- P: ¿Qué nos podés decir sobre la producción?
- M: A nosotros nos costó mucho reconstruir desde la producción. La historia de la lana es interesante. Los compañeros quemaban la lana porque resulta que no valía. Venía un hombrecito de vaya a saber dónde, con su camión, y decía 'ah, ¿así que ustedes tienen lana? ¿Cuánto kilos tiene esa bolsa?', '10 kilos', 'bueno yo te doy cincuenta centavos si me das esa bolsa'. Entonces que pasaba teníamos todos los colchones, las almohadas, la ropa, todo, entonces qué hacemos, porque a las ovejas hay que esquilarlas. Digan si no da bronca que venga no alguien, sino tantos, y que por nuestro trabajo nos digan que esa es la moneda de pago. Entonces la lana se quemaba. Tampoco había valor por el tejido. Por ejemplo venía alguien y te cambiaba un poncho hecho en telar, hilado a mano con un trabajo impresionante por una bolsa de harina de 50 kg.
- P: ¿Vos nos podés contar algo de tu experiencia en el movimiento?
- Yo soy nueva en el movimiento y vengo a aprender de mis compañeros. Nosotros somos 12 familias afectadas dentro de la tierra que estamos defendiendo, que es la raíz nuestra porque hasta mis bisabuelos vivieron ahí, desde hace más de cien años. Un terrateniente le hizo firmar un papel a mi abuelo, que no sabía leer ni escribir. Al morir él, vino un terrateniente, y nos dijo que tenía que cerrar una parte porque esa tierra era suya. Entonces ahí nos acercamos al movimiento para conocer nuestros derechos, plantarnos, y entre todos luchar y defender ese pedazo de tierra para seguir viviendo. Ahora estamos unidos, pero hasta que lo logramos pasó un tiempo, y entre tanto nos dejaron sin monte. Ahora estamos rodeados de soja y no tenemos un lugar para que los animales vayan a comer. Además nos contaminan el agua y la tierra.
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